La guerra ha terminado en lo que ha sido una crónica de una muerte anunciada. Toshiba ha tomado la decisión de dejar de fabricar reproductores de HD-DVD, quedando Sony como líder solitario del cine doméstico de alta definición con su Blu-Ray. Las cifras han tenido mayor peso que los esfuerzos por parte de Toshiba. Con solo un 10% de cuota de mercado, la situación era insostenible.
La falta de entendimiento de las dos empresas impidió el desarrollo común de un formato de alta definición, empezando una guerra que fue comparada a la que hubo en los años 80 entre el VHS y el sistema Beta, de reproductores de vídeo. Curiosamente, en aquella ocasión primó el precio sobre la calidad, mientras que en el asunto de la alta definición ha prevalecido el formato más caro pero con una mayor capacidad de almacenamiento.
Durante todo el tiempo que ha durado la batalla, Sony siempre ha tenido cierta ventaja, sobre todo por el apoyo conseguido por las grandes productoras (20th Century Fox, Metro Goldwyn Mayer, etc…) y de compañías como Panasonic o Sharp. Esto supondrá un varapalo para los consumidores que habían adquirido uno de estos aparatos y en poco tiempo será inservible y, sobre todo, para Microsoft, que había hecho una fuerte apuesta por este formato, siendo el utilizado por su videoconsola XBOX 360.
El sistema Blu-Ray acompaña a la videoconsola de Sony PlayStation 3, si bien es adquirible en un reproductor. Actualmente cuenta con un extenso catálogo de películas que se encuentran a un precio aproximado de 30 euros.
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